Miramos sin ver, como hace este músico callejero que con la mirada perdida intenta adivinar su futuro. Como un autómata intenta sacar música de unos vasos esperando que algunas monedas recompensen su trabajo para poder sobrevivir entre los lobos. Sabe que u trabajo es constante y duro, y su fiambrera y su termo atestiguan que no piensa moverse de allí hasta que alcance la noche el vacío de las calles. Su sencillo aparato musical le acompaña junto a la fiambrera y esa maletita en la que nunca podrá meter su herramienta de trabajo. Pero él sigue sin mirar a ningún sitio.