Curiosamente al observarla me di cuenta de que la mancha amarilla estaba sobre la madera negra y la oscuridad negra venía de un hueco sobre la madera más amarilla.
Era imposible saber donde estaba el positivo y el negativo, pues ambos me hipnotizaban. Me los imaginé descentrados e ilógicos.
Por uno se podía intentar mirar para no ver y sobre el otro se podía mirar y ver la belleza trasera.
Me quedé con ambos. Nunca sabemos bien qué es más interesante. Depende del momento.