Los tres clavos que sujetaban por detrás la puerta

Los tres clavos viejos y oxidados se disimulaban entre los nudos, pero estaban en aquella madera vieja sujetando los años por detrás, escondiendo una madera cruzada que aguantaba todo el teatro.

Fue en su tiempo una puerta verde, sin duda lo indican sus débiles huellas, y las aguas recuperaron su esplendor de madera ajada, aunque la falta de cuidados le llevaron al declive tras constantes abandonos. 

Ahora ya no es casi nada, esconde un viejo almacén de polvos y una antigua cuadra de cochinos.

Sus leves rastros verdes primavera nos indican que hubo tiempos en que era una puerta válida. 

Ahora es un simple cadáver que tapa las penas viejas de unos dueños también fallecidos.