Nada es tan terrible para la buena vida natural que las flores llamadas “quitameriendas” de aspecto suave y delicado, que aparecen por los caminos boscosos de los pinares. Su dulce magenta contrasta totalmente con los verdes que se esfuerzas en no morir o con las hojas caídas desde los pinos que delatan el rojizo de la sequedad.
Las flores “quitameriendas” anuncian el otoño, nos dicen que se acabaron ya los tiempos de ir a merendar al campo, pues el día se hace más corto y los fríos empiezan a inundarnos. Son flores tramposas donde las hayas. Y rencorosas pues vuelven todos los años.