El pintor español Luis de Morales vivió y trabajó casi siempre en la pequeña ciudad de Badajoz, en Extremadura, durante el siglo XVI, cerca de la frontera con Portugal.
Su vida la pasó pintando temas religiosos para iglesias cercanas y oratorios. Con obras de un realismo casi increíble, Luis de Morales, llamado también “El Divino Morales” expresó el fervor religioso de su edad con retratos vívidos y ejecutado con precisión de sufrimiento y refinadas figuras sagradas y de devoción, en un estilo muy personal, que muestran la influencia primaria de Leonardo da Vinci y Rafael.
Luis de Morales estudió a los maestros florentinos y se sabe que realizó muchos estudios sobre las obras de Miguel Ángel. En obras como la presente "La Pietá" de Luis de Morales reduce el número de figuras en sus composiciones, que casi nunca eran más de dos o tres, a menudo en busto o de medio cuerpo y se centra en sus temas favoritos de la Pasión —el "Ecce Homo", "Cristo de la Columna" y "La Piedad"—.
Estudió pintura y arte en Sevilla, en Portugal y en Italia.
El colorido es delicado pero brilla a través del uso de medios tonos, Luis de Morales dibuja y envuelve a sus figuras utilizando una técnica de esfumato basado en el de Leonardo de Vinci.
Sin embargo, al igual que los primeros pintores del Norte, se tiene mucho cuidado para delinear en detalle cada cabello y cada grano de la madera, cada gota de sangre o cada lágrima en los ojos de la madre que sufre. Sabía que esos pequeños detalles son los que daban (dan) vida a la obra.