6.12.12

Un nuevo cuadro de Velázquez. Don Sebastián de Huerta

La jefa del Gabinete de Documentación Técnica del Museo del Prado, Carmen Garrido, asegura haber descubierto una nueva pintura de Velázquez, en el retrato del secretario de Felipe IV, Sebastián de Huerta, que se conserva en la ciudad alemana de Munich. 

El lienzo de 121 por 101 centímetros representa a Sebastián García de Huerta (1576-1644), Capellán de la Iglesia de Santo Domingo en el Antiguo de Toledo desde 1590, Notario Apostólico de la Catedral de Toledo y Secretario del Arzobispado de la misma ciudad. Hasta el año 1930 pertenecía a los descendientes del Secretario de la Inquisición, lo que ha permitido su buena conservación al no pasar por muchas manos. Necesita alguna limpieza menor y unas pequeñas rectificaciones y repintes ligeros. Se vendió ese año por 41.000 pesetas a un anticuario de León.
Licenciado en Derecho por su universidad en 1615, fue nombrado Secretario del Supremo Tribunal de la Inquisición el 12 de diciembre de 1616 y secretario de Felipe III y Felipe IV en el Real Consejo Supremo de la Santa Inquisición.
La atribución a Diego Velázquez que hace Carmen Garrido, se realiza tras el pormenorizado análisis técnico realizado por el Instituto Max Doerner, dependiente de la pinacoteca Alte Pinakothek de la ciudad de Munich. Asegura la experta que los trazos velazqueños «son inconfundibles». Y que los rasgos de su peculiar manera de pintar se hacen evidentes en detalles como «la pincelada que marca el horizonte» y la resolución de las cabezas y las manos del retratado «con unos cuantos brochazos». Garrido data la obra justo antes del primer viaje a Italia de Velázquez. En su análisis compara el cuadro con otros de esta etapa madrileña, la más desconocida del pintor y de la que solo se conserva una decena de lienzos. Destaca la experta las semejanzas compositivas y de factura con los retratos de Felipe IV y del Infante Don Carlos, conservados en el Prado, y explica cómo una radiografía ha revelado que la misma tela oculta esbozada una Virgen. Se trataría de la figura invertida de una Dolorosa, la Virgen de la Soledad, que Velázquez habría dejado inconclusa, girando después el lienzo y pintando sobre él el retrato del inquisidor.