Tras ver la presentación
del cuadro “San Juan Bautista” de Tiziano que han realizado en el Museo del
Prado, tras su restauración, no es fácil asimilar que puede ser el mismo
cuadro, que tras la primera obra se escondía la que ahora vemos, sin que los
retoques actuales hayan desnaturalizado casi totalmente la obra del italiano
Tiziano.
Lo que en principio se
pensó en una obra del taller de Tiziano ha sido considera ya una obra de genial
pintor de la escuela veneciana, pintado por el año 1540 que ahora se expone en
el Museo del Prado en una exposición que estará abierta hasta el 10 de febrero de
2013 y posteriormente la obra recientemente atribuida se integrará en la
colección que el Prado posee de Tiziano, formada por 38 pinturas.
Durante la elaboración de
un catálogo del artista veneciano se recuperó la pintura que se encontraba en
la Iglesia Nuestra Señora del Carmen de Cantoria (Almería), para que fuera
investigada en los talleres del Museo del Prado.
Durante cuatro años se ha trabajado en la investigación y restauración de la obra, llevada a cabo por la restauradora Clara Quintanilla y patrocinada por la Fundación Iberdrola. "Su estado era lamentable. Pocas veces ha llegado al museo un cuadro en peores condiciones", comentó Miguel Falomir.
Durante cuatro años se ha trabajado en la investigación y restauración de la obra, llevada a cabo por la restauradora Clara Quintanilla y patrocinada por la Fundación Iberdrola. "Su estado era lamentable. Pocas veces ha llegado al museo un cuadro en peores condiciones", comentó Miguel Falomir.
Se trata de la única obra
de Tiziano del Museo del Prado que no procede de la Colección Real, sino del
Museo de la Trinidad. La pintura llegó en 1872 al museo como anónimo madrileño
del siglo XVII y como tal fue depositada, catorce años después, en la iglesia
de Cantoria. Ya en 2003, con motivo de la Exposición que el Prado dedicó a
Tiziano, Miguel Falomir propuso que la obra podía ser una copia de un San Juan
Bautista que estaba perdido. En 2007, el Prado comenzó su estudio y comprobó
que no se trataba de una copia sino de un original del artista veneciano.
El comisario destacó que
cada vez que Tiziano hacía una composición religiosa le pedían que hiciera
réplicas de la misma. "Por ello, cuando pintaba un cuadro de este tipo
hacia directamente una replica que guardaba a la espera de un encargo". Cuando
este encargo llegaba, el maestro introducía ligeras diferencias para que la
copia se convirtiera en un original, por lo que "no existen dos cuadros de
Tiziano que sean iguales".
Durante
su azarosa vida, el San Juan Bautista del Prado estuvo expuesto a una fuente de
calor extrema que le provocó "pérdidas y desgaste de la superficie". Durante
los cuatro años que ha permanecido en el taller se ha realizado "una
intervención extraordinaria", deshaciendo "todo lo mal hecho, ya que
ha sido una pintura objeto de una restauración agresiva, con 12 o 13 niveles de
pintura. Se han retirado los repintes y se ha reintegrado la pintura donde
había perdidas".