Del amor que Federico García Lorca tenia por su gran amigo el periodista Juan Ramírez de Lucas tenemos referencia hoy en poemas, cartas y dibujos que Lorca le mandaba y Ramírez de Lucas conservó hasta que ahora el periódico El País los está ofreciendo para conocimiento de todos.
Unía así Lorca la poesía, el dibujo, los sentimientos y el dolor, y los entregaba con la libertad de quien crea para sus amigos, para sus amores, para los demás, sin más interés que el de sentirse bien y demostrar sus sentimiento hacia los que le rodeaban. Son pequeños bocetos con una gran fuerza, que reflejaban limpiamente y con pocas líneas el dolor y la tristeza de un gran artista, vilmente perdido.
Aquel rubio de Albacete
vino, madre, y me miró.
¡No lo puedo mirar yo!
Aquel rubio de los trigos
hijo de la verde aurora,
alto, sólo y sin amigos
pisó mi calle a deshora.
La noche se tiñe y dora
de un delicado fulgor
¡No lo puedo mirar yo!
Aquel lindo de cintura
sentí galán sin...
sembró por mi noche obscura
su amarillo jazminero
tanto me quiere y le quiero
que mis ojos se llevó.
¡No lo puedo mirar yo!
Aquel joven de la Mancha
vino, madre, y me miró.
¡No lo puedo mirar yo!