En el mundo del coleccionista de obras de arte la adquisición de una obra de Picasso está siempre unida al desembolso de cifras inalcanzables para la mayoría de los humanos —el pintor malagueño es el único que tiene tres de sus pinturas entre las 10 obras más caras— al menos hasta el pasado 1 de marzo de 2012.
Ese día, un vecino de Ohio, Zachary Bodish, compró un Picasso firmado por 14,14 dólares (10,6 euros) en una tienda de artículos de segunda mano.
Zachary Bodish pensó que el póster que encontró entre una pila desordenada de cuadros era una mera reproducción industrial y este aficionado al arte lo único que le llamó la atención del cártel es que “su aspecto fuera mate y no tuviera el acabado brillante que suelen tener los posters impresos con tintas y métodos gráficos industriales”.
Solo al llegar a su casa descubrió que abajo y en color rojo estaba la firma de Picasso acompañada de los números 6/100.
La litografía que adquirió Zachary Bodish podría ser el sexto de una serie de 100 carteles originales y numerados que Picasso en 1958 para anunciar una exposición de cerámica en Francia.
Aunque todavía no ha sido tasado, los expertos aseguran que el Picasso de Bodish podría alcanzar los 6.000 dólares en una subasta. Más de 420 veces lo que pagó por un poster que le atrajo por ser mate en vez de brillante.