Llovía aquella tarde, pero no me dí cuenta, lo siento;
casi tropecé con tu sombra, lo siento;
no supe mirarte y no quise verte
pues los plásticos molestaban la mirada, lo siento.
Llovía y lo siento, pues casi me mojé sin darme cuenta.
¡Anda, no molestes otra vez!, ¡qué asco de lluvia! Lo siento.