El artista aragonés Jorge Gay (Zaragoza, 1950) llevaba años sin exponer en Madrid y el próximo 5 de mayo regresa a Madrid con algunas de sus obras más recientes, que se podrán ver en la Galería BAT hasta el 11 de junio de 2011.
«La exposición está dedicada al ejercicio del arte, al oficio de pintar. He utilizado la metáfora del viaje, de la travesía, como sinónimo de la búsqueda, como gesto indispensable para salir al encuentro de algo. Está dedicada a ese esfuerzo, a lo que supone una quimera, al empeño y obsesión por darle forma a ese viaje que es lo que hacen los poetas, los músicos, los pintores...».
Serán en total 11 pinturas al óleo y acrílicas de diversos tamaños, y 23 dibujos al carbón y técnica mixta. De estos últimos, explica Gay, «catorce los realicé para una pequeña
edición de la Feria del Libro de Madrid y fueron publicados con el título 'Los viajes de Biblos'. Todos ellos y el texto que escribí tienen que ver con la aventura de buscar, con la audacia de soñar o de salir a encontrar», agrega el pintor, para quien «hablar sobre la pintura no es fácil, ella se debe expresar por sí misma».
edición de la Feria del Libro de Madrid y fueron publicados con el título 'Los viajes de Biblos'. Todos ellos y el texto que escribí tienen que ver con la aventura de buscar, con la audacia de soñar o de salir a encontrar», agrega el pintor, para quien «hablar sobre la pintura no es fácil, ella se debe expresar por sí misma».
En las pinturas que el artista aragonés lleva a Madrid aparece además de la figura humana, un elemento animal: los peces. «Son seres históricamente cargados de muy diversas y esotéricas simbologías. Pero en este caso quieren tener un significado muy simple y directo: son el fruto recogido en el viaje, en la travesía. La recompensa obtenida en la aventura», aclara Jorge Gay.
Y agrega que también le han servido «para simbolizar el lugar de la pintura y del arte hoy: si nos invade la sensación de epígono de final, si en el camino hemos quedado aturdidos, deslumbrados, agotados o ciegos, invito a coger la hiel de esos peces, de ese fruto obtenido y, como hizo Tobías, frotar con ella nuestros ojos para volver a ver. Que recuperen fuerza esos ojos del corazón».
Una fuerza necesaria porque, según dice, «para seguir pintando, para seguir saliendo a buscar y aventurarse, hay que ser audaz y tener limpios y abiertos esos ojos, los que buscan en lo absurdo para hallar lo maravilloso».
El pintor explica que la exposición «está dedicada a todos los que llevan su interior cargado de pasado y sueñan con hacerlo futuro, a cuantos se aventuraron con audacia a ir más allá y a hacer visibles esos nuevos horizontes; a los que lo consiguieron pero también a los que quedaron heridos en el camino y han quedado orillados u olvidados». Así, esas piezas serían reflejo «del esfuerzo baldío, constatación de las derrotas», dice Gay, que no obstante subraya que, en cualquier caso, «no es lo sombrío lo que permanece pues hay muchas obras inundadas de luz; al final siempre me coloco en un lugar optimista y cargado de futuro».