La muestra Geometría Sin Límites es el escenario en el que el artista aragonés Ángel Orensanz está presentando ahora en París (2010) su nueva obra.
Se trata de El Pensamiento Salvaje que forma parte de un conjunto escultórico llamado Cylindrismo y que consiste en un cuerpo de acero pintado de color amarillo ocre y después esmaltado al fuego.
La aparente bastedad de los materiales y técnicas usados contrasta con la suavidad del producto final. Un contraste que el crítico de arte Pierre Restany no duda en subrayar.
“Estos elementos tubulares perforados tienen un valor expresivo muy poético, casi musical, y al mismo tiempo desempeñan el papel de señales estructurales. Es su elemento primario, con el tiene ilimitadas posibilidades de composición, intervención en el espacio”, ha explicado.
Orensanz participa en esta muestra junto a grandes nombres de la escena artística francesa, como Agam, Calder, Pol Bury, Julio Le Parc, Joaquín Torres-Garcia, Marcel Duchamp, Tinguely, Vasarely e Ybaral.
Geometría Sin Límites montó esta exposición hasta marzo del año 2010 en la Casa de Latinoamérica, situada en el Boulevard Saint Germain de la capital gala.
Las obras expuestas en esta exposición eran parte de la colección Cherqui, dedicada a piezas englobadas dentro de los movimientos Abstraccion Cinética y Arte Cinético.
Ángel Orensanz lleva varias décadas dedicado a casi todas las disciplinas artísticas. Su obra abarca una formidable producción en escultura, pintura, cine, video, fotografía e instalaciones.
Desde sus orígenes en la Jacetania aragonesa, este artista universal ha viajado por el mundo cosechando reconocimientos y galardones. Un largometraje, producido íntegramente en Aragón e interpretado por artistas aragoneses, contextualiza la obra de Ángel Orensanz y traza la trayectoria del artista desde sus inicios.
Es una película de ficción, escrita y dirigida por Fernando Monzón, que narra el viaje de Luis, un joven de Zaragoza, que descubre la obra de Orensanz y decide seguir el camino que el artista inició en su pueblo natal de Larués, en el Pirineo aragonés. La búsqueda culmina en Nueva York, donde el artista vive y trabaja actualmente y donde se ubica la sede de la fundación que lleva su nombre.
La textura de este largometraje desarrolla un clima visual cercano al cine francés de entreguerras de Jean Cocteau, Jean Marais y Luis Buñuel, a quien le unió una buena y larga amistad.
La película cuenta con la participación del propio Orensanz, así como con la de varias personas y organismos ligados al artista (Museo Ángel Orensanz y Artes de Serrablo y la propia Fundación Ángel Orensanz de Nueva York), en un intento de relatar una obra que, por su tamaño y variedad, trasciende las narrativas habituales.