El arte español del siglo XX quedó violentamente fracturado por el conflicto bélico de 1936 y su fatal desenlace, partiéndose en dos hemisferios cronológicos claramente diferenciados y separados por la Guerra Civil, unos efectos que se acrecentaron como consecuencia de la II Guerra Mundial.
Tras la victoria de los sublevados, muchos españoles fieles a la República se vieron forzados a abandonar el territorio nacional, entre ellos un buen número de artistas que, por razones políticas o de asfixia cultural, debieron exiliarse y se dispersaron por varios rincones del planeta.
Sin embargo, gracias a la exposición 'Después de la alambrada. El arte español en el exilio 1939-1960, organizada por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC) y la Universidad de Zaragoza para conmemorar el aniversario del comienzo del exilio, puede conocerse la aportación a las nuevas tierras de acogida de los artistas que emigraron y la importancia artística del exilio.
La muestra reunió casi 200 piezas de medio centenar de artistas que ahondan también en las claves temáticas y formales del imaginario artístico del exilio así como en los elementos que asociaron o disociaron el arte producido antes y después de la contienda.
Todas las piezas han sido cedidas para la ocasión por más de 70 colecciones públicas y privadas de dentro y fuera de las fronteras españolas, aunque no sólo se exponen aquellas que realizaron durante su exilio sino también algunas otras que crearon durante el periodo republicano.
Tanto es así que la exposición permite ver por vez primera en España algunas de las obras de Remedios Varo ('El Tiforal), Moreno Villa ('Nocturno'), Manuela Ballester ('Retrato de Totli') y Elvira Gascón ('Cristo').