15.1.24

Carmen Herrera. 'Vendí mi primer cuadro cuando ya tenía 89 años'


Igual que tantos ancianos que bordean el siglo, la artista cubana y norteamericana que falleció a los 106 años de edad en el año 2022, Carmen Herrera, sufriendo diversos achaques aunque ya no le duelen tanto, estuvo quince años colgada de una nube. 

Carmen Herrera está considerada por la crítica una pionera de la Abstracción geométrica y del Modernismo Latinoamericano.

Pintora casi secreta: "Vendí mi primer cuadro cuando ya tenía 89 años", contaba a los medios de comunicación.

Tras medio siglo viviendo en el mismo apartamento de la calle 19 en Manhattan, muy cerca de Union Square, esta cubana resistente que utilizó la silla de ruedas en sus últimos años para desplazarse por casa y esperar a los amigos para tomar un whisky, fue definida por 'The Guardian' como "el descubrimiento de la primera década" del siglo XXI. 


La comentarista británica Laura Cumming, que reseñaba una exposición suya en la galería Ikon, Birmingham, parecía que había visto un ángel: "¿Cómo hemos podido perdernos estas brillantes composiciones?", decía.

Y sus palabras vienen a ser lo mismo que escribir que nos hallamos ante "la sensación más caliente del mundo del arte", según la calificó 'The New York Times'.

Carmen Herrera, que ha pintado todos los días de su vida de adulta sin importarle estaciones ni modas, ni el hecho de que ningún galerista se interesara por su abstracción geométrica, coge el pájaro de la fama con alegría y distancia. 

En sus dos últimas décadas de vida y sin adulación, no le molestaban nada las críticas alborozadas a su obra, y encuentra estupendo el hecho de que la Tate y el MoMA compren sus cuadros. "Pues cómo voy a estar. Feliz, ¿no? Vivo todo esto con mucho gusto y sólo siento que mi marido no haya podido verlo en vida".

Se refería a Jesse Loewenthal, que fuera profesor del prestigioso instituto Stuyventsant de Nueva York, con el que estuvo casada durante 61 años y que falleció en 2002, veinte años antes que ella. «Siempre me apoyó. Él se iba a clase y yo me quedaba en casa, toda la casa para mí sola. Así que intentaba limpiar muy rápido y después me ponía a pintar».