El acrílico como medio o pintura, no es ni mucho menos lo mismo que el óleo en cuanto a técnica, y hay que aprender y sobre todo practicar. Es un aviso para quienes ya dominan el óleo y desean conocer nuevas técnicas.
Las veladuras, las mezclas, los difuminados, la técnica en húmedo, son temas que hay que volver a dominar pues son formas y posibilidades son muy diferentes en el acrílico.
Pero sobre todo —y si no se compran pinturas de calidad mucho más— el color cambia ligeramente al secarse y luego otra vez al barnizarse, más cambios que con las técnicas de óleo.
El proveedor al que le compres los materiales te informará bien de todo esto y te aconsejará según para qué desees cada material. Y si no lo hace, cambia de proveedor.
Si vamos a pintar sobre tablas, sobre maderas, el conglomerado es el material mejor para ello. E incluso en muchos casos el más barato y el que mejor se presta a tamaños muy diversos, a gusto del creador.
Eso si, hay que tener en cuenta de darle una buena capa de imprimación (se comprar en la misma tienda que las pinturas y allí os darán a elegir varios tipos, según la técnica empleada) para que la pintura se asiente sobre una base de calidad.
Y además hay que dar imprimación o pintura de la que os sobre, tanto en todos los cantos de la madera como en su trasera, para evitar que la humedad pueda afectar con el paso del tiempo a la obra. No entrarán nunca bichos si es conglomerado, pero la humedad es un serio problema.
La madera (conglomerado) tiene sus ventajas sobre todo en cuadros de cierto peso o con una carga de pintura importante. Y sin duda, para obras en donde hagamos collage con otros materiales, pues una posibilidad del acrílico es poder añadir y pegar elementos (¿extraños?) a la obra, en su creación y terminación.
Nada como explorar y probar con nuevas bases, y sobre todo trabajar pensando en los años posteriores.
Las obras tienen la obligación de durar. O no.
Las veladuras, las mezclas, los difuminados, la técnica en húmedo, son temas que hay que volver a dominar pues son formas y posibilidades son muy diferentes en el acrílico.
Pero sobre todo —y si no se compran pinturas de calidad mucho más— el color cambia ligeramente al secarse y luego otra vez al barnizarse, más cambios que con las técnicas de óleo.
El proveedor al que le compres los materiales te informará bien de todo esto y te aconsejará según para qué desees cada material. Y si no lo hace, cambia de proveedor.
Si vamos a pintar sobre tablas, sobre maderas, el conglomerado es el material mejor para ello. E incluso en muchos casos el más barato y el que mejor se presta a tamaños muy diversos, a gusto del creador.
Eso si, hay que tener en cuenta de darle una buena capa de imprimación (se comprar en la misma tienda que las pinturas y allí os darán a elegir varios tipos, según la técnica empleada) para que la pintura se asiente sobre una base de calidad.
Y además hay que dar imprimación o pintura de la que os sobre, tanto en todos los cantos de la madera como en su trasera, para evitar que la humedad pueda afectar con el paso del tiempo a la obra. No entrarán nunca bichos si es conglomerado, pero la humedad es un serio problema.
La madera (conglomerado) tiene sus ventajas sobre todo en cuadros de cierto peso o con una carga de pintura importante. Y sin duda, para obras en donde hagamos collage con otros materiales, pues una posibilidad del acrílico es poder añadir y pegar elementos (¿extraños?) a la obra, en su creación y terminación.
Nada como explorar y probar con nuevas bases, y sobre todo trabajar pensando en los años posteriores.
Las obras tienen la obligación de durar. O no.