Visitando el otro día el Museo de Arte Contemporáneo de Málaga, un numeroso grupo de alumnos de un colegio de la ciudad, de no más de 6 a 7 años, con dos profesoras como cicerones, estaban sentados en el suelo, enfrente de una obra como la de la imagen que muestro. Las profesoras les repartieron papel y colores a tod@s, para que cada uno pintara el trozo del cuadro que más les gustase.
Así de sencillo y de complicado a la vez para un grupo de niños que debían elegir una parte de un todo, aquella que les produjera, sin ellos saberlo, algo en el cerebro, y después intentar copiarlo a “su manera” en un papel.
Excelente ejercicio educativo que por sí solo da sentido a que en las grandes ciudades existan Museos de Arte Contemporáneo, vivos y con sentido formativo, para la gente que viene aprendiendo.
No todo va de ser televisión o deporte. Existen más cosas.
Así de sencillo y de complicado a la vez para un grupo de niños que debían elegir una parte de un todo, aquella que les produjera, sin ellos saberlo, algo en el cerebro, y después intentar copiarlo a “su manera” en un papel.
Excelente ejercicio educativo que por sí solo da sentido a que en las grandes ciudades existan Museos de Arte Contemporáneo, vivos y con sentido formativo, para la gente que viene aprendiendo.
No todo va de ser televisión o deporte. Existen más cosas.