La Gioconda nueva, la que se expone en el Museo del Prado, está representando otra manera de entender la pintura, pues a su gran calidad y conservación, superior a la original en algunos aspectos, se une las grandes dudas sobre su autoría o sobre si Leonardo da Vinci intervino en algún momento en la obra, es enteramente una obra de algún alumno o trabajador de su taller.
La Gioconda del Museo del Prado es contemporánea de la del Louvre y se habría pintado en el estudio de Leonardo, entre 1503 y 1506. Más luminosa que la parisina, sus medidas son muy similares: 76 x 57 centímetros frente a los 77 x 53 que mide la original.
Los estudios artísticos apuntan a la posibilidad de que mientras Leonardo de Vinci pintaba la célebre Mona Lisa, un alumno del maestro habría ejecutado su propia versión del retrato. El pupilo incluso pudo estar presente mientras la modelo original posaba para Da Vinci.
Los «arrepentimientos», o correcciones que éste fue haciendo en su obra, fueron también fielmente reproducidos por ese alumno misterioso, quien se esforzó en realizar una «fotocopia» de La Gioconda.
Se barajan dos nombres del posible alumno: Andrea Salaï y Francesco Melzi. El tiempo nos dirá quien pudo ser. De momento os dejo la imagen de la copia o de la nueva Gioconda “española”.